lunes, 3 de noviembre de 2008

El ultimo samurai: Saigo Takamori


Saigo Takamori fue, es y será unos de los Samurai de mayor importancia en la historia del Japón. Nació en la localidad de Kagoshima, en el feudo de Satsuna el 23 de enero de 1828.
Fue reclutado para viajar a la ciudad de Edo, hoy en día Tokio, para ayudar al Señor Nariakira. Más tarde fue puesto al mando de más de cincuenta mil samurai, gran parte de la armada imperial. Como líder de las fuerzas imperiales en la guerra de Boshin, Saigo fue una de las figuras claves en la restauración Meiji.

A pesar de sus humildes antecedentes, se convirtió en consejero de estado y general de armada del nuevo estado. Saigo estaba en desacuerdo con la modernización de Japón y la apertura del comercio con occidente, el no creía que este cambio no era necesario sino que se estaba llevando a cabo de manera muy apresurada. A causa de este desacuerdo, Saigo renunció a su cargo y regreso a su ciudad natal en Kagoshima.
Estatua en homenaje a Saigo Takamori en Tokio

Poco después, fundó una pequeña academia en Kagoshima para todos aquellos leales samuráis que también habían renunciado a sus cargos para seguirle desde Tokio. En 1876, dirigidos por Saigo, se rebelaron contra el gobierno central, que había eliminado sus sueldos de arroz.
El palacio había reclutado para su protección a una gran cantidad de guardias que no eran más que simples campesino con armas, que habían sido entrenados por generales americanos para esta batalla. Entonces los rebeldes samuráis se enfrentaron con sus armas tradicionales al ejército del emperador, armado con la más alta tecnología bélica americana.
Como era de esperarse las espadas samuráis no fueron obstáculo para las armas de los soldados y así estos guerreros se vieron forzados a su retirada, muriendo cerca de veinte mil de ellos en el enfrentamiento.

Malherido en la cadera durante la fiera batalla, en lugar de ser asesinado o capturado por los soldados enemigos, Saigo pidió que le fueses cortada la cabeza por un compañero para así poder preservar su honor. La leyenda y el arte muestran que Saigo Takamori cometió seppuku. Esta tragedia marcó el final de la era de los guerreros samurai, y desde ese momento se reconoce a Saigo Takamori como “el último samurai”
Surgieron muchas leyendas acerca de su muerte. Una gran parte del pueblo de Japón creía que él no había muerto y seguía esperando a que el volviese de la India o de China, o navegando a su regreso como el príncipe de la corona rusa para destruir tal injusticia.
El gobierno inventó muchas historias acerca de Saigo pero al verse incapaz de destruir el afecto que la gente tenía por este héroe de tradición y moral, reconoció su valentía y su bravura. El 22 de febrero de 1889 recibió un homenaje póstumo a su persona. Una famosa estatua de Saigo paseando a su perro se erige hoy día en el parque Ueno, Tokio.


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