lunes, 3 de noviembre de 2008

La armadura samurai





La armadura de los Samurai




Los samuráis llevaban una armadura muy sofisticada para protegerse de sus enemigos. Estaba fabricada con pequeñas escamas o pequeñas láminas de hierro laqueado, unidas en filas con cordones de seda. El resultado era un tejido metálico considerablemente cómodo y liviano pero, al mismo tiempo, extremadamente resistente.
La armadura llegaba a pesar aproximadamente once kilos, lo cual le permitía al guerrero moverse con agilidad. Asimismo, ésta podía trasladarse con facilidad dentro de una caja y, si llegaba a ser cortada por una espada u otro artefacto cortante, podía arreglarse con una nueva lamina.
Los samuráis utilizaban también unos cascos de hierro remachado, que tenían unas máscaras de metal con una cara feroz con el objetivo de asustar a sus contrincantes. Estos cascos tenían a su vez protectores especiales para el cuello. Los guerreros usaban una o dos armas dependiendo de su posición social
El arma que utilizaban era la katana una espada curva, los samurai promedio llevaban solo una al combate mientras que los de clase media o alta llevaban a su vez una espada corta llamada shoto wakizashi.


La espada es la posesión más valiosa que tiene un samurai, su marca distintiva. El samurai le daba un nombre especial a su espada ya que ésta simbolizaba el “alma” de su actividad.
“Clara como el cristal, aguda y brillante, la espada sagrada no admite sitio para alojar el mal” .
Este bellísimo artefacto utilizado para al guerra tarda alrededor de cuatro meses en ser forjada y pasa por distintos tipos de lugares y herreros, se tarda tanto porque los hombres japoneses son excesivamente perfeccionistas.
Durante la segunda guerra mundial se necesitaban grandes cantidades de espadas y no se podían dar el lujo de esperar tanto tiempo para forjarlas. Por esta razón es que muchas de estas espadas se rompieron con facilidad o se oxidaron muy rápidamente y no pudieron ser utilizadas. Es sabido que la espada samurai forjada como se debe es la más resistente del mundo. Estudios recientes demostraron que la espada samurai puede cortar en dos una bala de una pistola 9 milímetros.




La forja del alma del Samurai


La hoja de la katana tiene su origen en las entrañas de la tierra, como el mineral de hierro que se encuentra en su interior. Pero el hierro hay que convertirlo en acero, ya que por si mismo no es suficientemente duro y las armas de este material no resisten bien los golpes y sus filos se mellan con gran facilidad. Para volver el hierro acero hay que añadirle carbono.

El proceso tradicional que se utilizaba en el antiguo Japón para añadir carbono al hierro consistía en hacer carbón vegetal a partir de madera, después se cavaba una fosa y en varias capas intercaladas se disponía el hierro de mena y el carbón. Después se cubría de tierra y arcilla y se dejaba un agujero para ventilación en la parte superior. Tras esto se encendía un fuego en el fondo de la fosa para que el carbono se introdujera átomo a átomo en el hierro. Durante días y días, mediante un fuelle, los trabajadores alimentaban el fuego del interior de la fosa. Cuando por fin se descubría la fosa, el hierro había dejado de serlo para pasar a ser acero con la proporción adecuada de carbono en su interior.




Una vez listo, el acero era llevado a la forja. Dado que crear una espada era un acto religioso cargado de connotaciones espirituales el taller se había purificado previamente, papelitos con sutras colgaban de las paredes y el maestro espadero se había vestido enteramente de blanco.

Los pequeños trocos de acero se amontonaban en la forja, calentándose hasta que se fundieran en uno sólo. Éste se colocaba sobre el yunque y empezaba a martillearse una y otra vez, el martilleo compactaba el acero y extraía las impurezas del mismo, además de hacer que el bloque se alargara hasta formar una barra. Entonces esta barra se doblaba sobre si misma hasta recuperar el tamaño original y empezaba a martillearse otra vez.

Para el filo se utilizaba un acero extremadamente duro que se plegaba unas 15 veces dando origen a más de 30.000 capas. Una vez dada forma a la hoja ésta debía ser templada, el temple es el proceso que da dureza al metal, consiste en calentar la hoja hasta que estuviera al rojo y acto seguido sumergirla en agua o aceite, el súbito cambio de temperatura produce un cambio en la estructura molecular del acero, haciéndolo mucho más duro y resistente.







Tras pulir, desbastar y bruñir la hoja estaba casi lista, entonces llegaba la parte más delicada y sagrada del proceso, hacer el filo de la misma. El artesano cubría la parte del filo de la hoja con una fina capa de arcilla, y orando a buda volvía a templar la hoja. La arcilla tenía el efecto de que el calentamiento de la parte cubierta de la hoja fuera un poco más lento, que el calor mantuviera más constante mientras era llevada al agua, y que el enfriamiento ulterior fuera algo más lento, esto otorgaba mayor dureza al filo.

Por último, la hoja era llevada al pulidor, que utilizando sucesivamente piedras de un grano más y más fino iba puliendo la hoja, afilándola y eliminando las posibles imperfecciones que aún pudiera haber. Al final del proceso utilizaba “Uchiko” (mineral en polvo muy fino) y con él impregnado en papel de arroz o en los propios dedos daba el pulido final. El alma del samurai estaba lista.

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